Angélica Rivera protagonizó un incómodo momento con la prensa luego de ser abordada en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde fue cuestionada sobre los señalamientos que enfrenta su exesposo, el expresidente Enrique Peña Nieto, por presunto enriquecimiento ilícito.
La actriz, visiblemente molesta, reaccionó de forma tajante ante la situación.
En un inicio, la ex primera dama intentó evitar el tema con una solicitud a los representantes de los medios de comunicación.
“Les pido de favor, por favor, vengo con mi mamá. Siempre he viajado y siempre he cuidado a mi madre, siempre”, expresó con tono firme, dejando en claro que su prioridad en ese momento era su familia.
Sin embargo, las interrogantes continuaron, lo que derivó en una reacción más contundente por parte de Rivera.
Al escuchar directamente sobre las acusaciones contra Peña Nieto, respondió con evidente molestia: “No, mi amor, no tengo nada que comentarte… No tengo nada que comentarte”.
Cuando se indagó por su actitud con los periodistas, la llamada “Gaviota” no contuvo su enojo y aclaró de forma despectiva:.
“¿Por qué, qué? Porque estoy en mi derecho de no comentar la estupidez, a veces preguntan estupideces”.
Finalmente, Rivera justificó su postura al indicar que no le concierne opinar sobre asuntos ajenos: “Porque no me corresponde a mí hablar de nadie”, remató, sin ofrecer más declaraciones sobre las imputaciones que involucran a su expareja.
Este enfrentamiento con los medios ha vuelto a colocar a Angélica Rivera en el foco mediático, recordando su etapa como figura pública durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y su constante tensión con el gremio periodístico desde entonces.
Revelan que empresarios israelíes habrían dado 25 mdd a Peña Nieto por Pegasus
Un nuevo escándalo puso al expresidente Enrique Peña Nieto en el centro de la polémica. De acuerdo con el medio israelí The Marker, dos empresarios de origen israelí habrían pagado 25 millones de dólares como soborno para facilitar la venta del sistema de espionaje Pegasus durante su administración.
Los señalados son Uri Emmanuel Ansbacher y Avishai Samuel Neriah, quienes presuntamente fungieron como intermediarios para comercializar el software en México a través de instituciones federales como la Secretaría de la Defensa Nacional, la extinta Procuraduría General de la República y el desaparecido Cisen.
El escándalo salió a la luz a raíz de una disputa legal entre los empresarios, quienes rompieron relaciones y terminaron enfrentándose en tribunales.
En medio del conflicto, se presentaron pruebas que sugieren que el pago millonario tenía como fin asegurar el contrato de Pegasus, una herramienta de vigilancia electrónica que fue utilizada durante el sexenio de Peña Nieto para espiar a periodistas, activistas y opositores políticos.