Mucho antes de que Florinda Meza se volviera parte esencial en la vida pública de Roberto Gómez Bolaños, existió una mujer que lo acompañó en su etapa más formativa.
Se llamaba Graciela Fernández, y aunque su nombre pocas veces aparece en los medios, fue la primera esposa de Chespirito y la madre de sus seis hijos.
Una historia fuera del foco público
Graciela Fernández se casó con Roberto Gómez Bolaños en 1968, cuando él aún no era el fenómeno televisivo que más tarde conquistaría América Latina.
Ella no pertenecía al medio artístico, y esa discreción se mantuvo incluso cuando él alcanzó el éxito con programas como El Chavo del 8, El Chapulín Colorado y Los Supergenios de la Mesa Cuadrada.
Juntos formaron una familia con seis hijos: Roberto, Graciela, Marcela, Paulina, Teresa y Cecilia Gómez Fernández. A pesar de la fama de su padre, todos crecieron lejos de los reflectores, bajo la protección y guía de su madre.
La separación y el inicio de otra historia
Con el paso del tiempo, la relación entre Graciela y Chespirito comenzó a deteriorarse. En su libro autobiográfico Sin querer queriendo, el comediante reconoció que su matrimonio se fue apagando al mismo tiempo que su vínculo con Florinda Meza se hacía más fuerte.
Aunque su romance con Meza comenzó mientras él aún estaba casado, la separación con Graciela se dio de forma discreta en 1989, sin escándalos ni declaraciones mediáticas por parte de ella. Nunca buscó atención ni respondió a los rumores.
Graciela, madre y figura clave
A pesar de haber sido parte importante en la vida de una figura tan querida, Graciela eligió el silencio y la privacidad. Fue recordada con cariño por sus hijos, especialmente por el productor Roberto Gómez Fernández, quien tras su fallecimiento en 2013, a los 84 años, escribió en redes: “Gracias, Ma. Descansa en paz”.
Graciela Fernández fue más que la primera esposa de Chespirito: fue el pilar de su vida familiar, la madre de sus hijos y testigo de sus inicios como creativo.
Aunque nunca buscó fama ni protagonismo, su presencia fue fundamental en la historia del comediante. Su legado permanece en la memoria de quienes conocieron al verdadero Roberto Gómez Bolaños, más allá del personaje.
